Al leer sobre “textualidades electrónicas” llama la atención comprobar cómo los “diferentes órdenes de lectura” (multi-linealidad) nos acompañan, a los lectores-estudiantes de la UOC, al abrir las diferentes ventanas de nuestro campus virtual.
Así, pues, rodeados de numerosas “palabras con textura” (enlaces) que nos invitan a satisfacer nuestra curiosidad al activar palabras que originan distintas asociaciones en nuestras mentes, observamos que navegamos libremente en un mar de términos informativos en cuyo recorrido podemos profundizar a voluntad propia.
Es precisamente esta libertad en cuanto al orden de lectura, una de las características principales del hipertexto, además de favorecer la focalización de aspectos importantes que se desean destacar en cada lectura, y las relaciones que se establecen entre unos y otros textos.
De ahí, el creer, que las aportaciones de Douglas Carl Engelbart hayan resultado un acierto, ya que además de contribuir a “aumentar el intelecto humano”, el ratón como el hipertexto, han permitido facilitar en gran medida las indagaciones de las curiosas mentes de los llamados “ratones de biblioteca,” tanto, que algunos con sus avispados ojos han podido encontrar en las frases de las obras literarias un lucrativo "merchandiser" para vender camisetas.
Tal vez llevar un texto literario inscrito en una prenda de ropa resulte algo novedoso, pero quizás vincularlo al hipertexto no tenga demasiado sentido, no obstante, esta idea bien pude asociarse a la de Ted Nelson, quien considera que el hipertexto electrónico posee un origen literario, y por tanto, si la literatura a través de la palabra ha sido capaz de crear sus propios hipertextos, también puede ser generador de beneficios al valerse de la hipermedia , y permitir, de una forma u otra, que las palabras continúen siendo un medio generador de interacción y conocimiento.
En este sentido, Gerard Genette sostiene
que el hipertexto es “todo texto
derivado de uno anterior por transformación simple, o indirecta”. Y esa necesidad de transformación, es lo que
parece haber ocasionado que la literatura haya encontrado a través de las
nuevas tecnologías de la información su
propio espacio en red, provocando nuevos cambios en la forma de crear y
analizar hipertextos como los de ficción.
Atendiendo pues, a las palabras de Laura
Borràs: “En este viaje a través del mapa cibernético de la literatura o la textualidad electrónica, existen diversos puertos (…) para comprender la
diversidad (…) que hay que considerar (…, así, ) para leer y analizar un texto como Aftermoon
hace falta que nos fijemos no solo en el nivel textual (…) sino también en el hipertextual (…y en este caso) como en
cualquier texto de ficción”, aunque para algunos entendidos lo esté, no puede considerársele una
narración, sino, un texto ergódico (del griego “ergón” (trabajo) y “odós”
(camino), camino trabajoso).
Seguimos leyéndonos!