Objetividad

"En realidad no sabemos nada, puesto que la verdad está en el fondo del abismo." (Demócrito)

jueves, 21 de mayo de 2015

A una palabra un mundo de significados



Al leer  sobre  “textualidades electrónicas” llama la atención comprobar cómo los “diferentes órdenes de lectura” (multi-linealidad) nos acompañan, a los lectores-estudiantes de la UOC,  al  abrir las diferentes ventanas de nuestro campus virtual. 

 


 Así, pues, rodeados de numerosas “palabras con textura” (enlaces) que nos invitan a satisfacer nuestra curiosidad al activar  palabras que originan distintas asociaciones en nuestras  mentes,  observamos que navegamos libremente en un mar de términos informativos en cuyo recorrido podemos profundizar a voluntad propia.


 

Es  precisamente esta libertad en cuanto al orden de lectura, una de las características principales del  hipertexto,  además de favorecer la focalización de aspectos importantes que se desean destacar en cada lectura, y las relaciones que se establecen entre unos y otros  textos.

 

De ahí, el creer, que  las aportaciones de Douglas Carl Engelbart hayan resultado un acierto, ya que  además de contribuir a “aumentar el intelecto humano”, el ratón como el hipertexto, han permitido facilitar en gran medida las indagaciones de las curiosas mentes de los llamados “ratones de biblioteca,” tanto, que algunos con sus  avispados ojos han podido encontrar en las frases de las obras literarias un lucrativo "merchandiser" para vender camisetas

 

Tal vez  llevar un texto literario inscrito en una prenda de ropa resulte algo novedoso, pero quizás vincularlo al hipertexto no tenga demasiado sentido, no obstante, esta idea bien pude asociarse a la de Ted Nelson, quien considera que el hipertexto electrónico posee un origen literario, y por tanto, si la literatura a través de la palabra ha sido capaz de crear sus propios hipertextos, también puede ser generador de  beneficios al  valerse de la hipermedia , y permitir, de una forma u otra, que las palabras continúen siendo un medio generador de  interacción y conocimiento. 



 En este sentido, Gerard Genette sostiene que el hipertexto es  “todo texto derivado de uno anterior por transformación simple, o indirecta”.  Y esa necesidad de transformación, es lo que parece haber ocasionado que la literatura haya encontrado a través de las nuevas  tecnologías de la información su propio espacio en red, provocando nuevos cambios en la forma de crear y analizar hipertextos como los de ficción. 


 Atendiendo pues, a las palabras de Laura Borràs: “En este viaje a través del  mapa cibernético de la literatura o la textualidad electrónica, existen diversos puertos (…) para comprender la diversidad (…) que hay que considerar (…, así, ) para leer y analizar un texto como Aftermoon  hace falta que nos fijemos no solo en el nivel textual (…) sino también en el  hipertextual (…y en este caso) como en cualquier texto de ficción”, aunque para algunos entendidos lo esté, no puede considerársele una narración, sino, un texto ergódico (del griego “ergón” (trabajo) y “odós” (camino), camino trabajoso).  

Es por esa razón que son  en textos como estos, dónde es posible observar que una sola palabra  puede significar  un mundo amplificador de ideas a la vista de cada lector...




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sábado, 16 de mayo de 2015

Los diversos mundos del lector interactivo



Suele decirse que el lector puede permitirse la licencia de crear su particular mundo en cada lectura, así, miles de mundos pueden ser imaginados mediante el texto de un solo libro. 

Pero, “¿…de qué sirve un libro sin dibujos ni diálogos?”, se preguntaría la ingenua Alicia de Lewis Carroll. 

Veamos, si como sostiene Francisco Mora, catedrático de Fisiología de la Complutense,  “sólo se puede aprender aquello que se ama, aquello que te dice algo nuevo, que significa algo, que sobresale del entorno”, porque  “la neurociencia demuestra que el elemento esencial en el aprendizaje es la emoción, y dado que los hipermedia, como los libros, necesitan de la colaboración del lector para seguir avanzando. Y ya que al parecer es a través de la escritura hipermedia como el discurso establecido entre autor y lector-autor, logra desarrollar a través de la interacción, un tipo de colaboración muy próxima al dialogo oral utilizado en tiempos los antiguos poetas (aedos). 

Cabe pensar,  que si realmente los artefactos contenedores de memoria que utilizamos en la actualidad, todavía no pueden alzar su voz y superar los matices del lenguaje irónico que utilizamos los humanos, quizás si lo hagan en un futuro próximo, ya que como indica Isidro Moreno Sánchez, profesor de la Universidad Complutense de Madrid, “lo análogo es inmutable, y lo digital se puede transformar […y aunque] los grados de la interactividad dependen de las estructuras  interactivas, […] existen muchos tipos de estructuras y la clave está en utilizar las más adecuadas dependiendo del tipo de producto que se desee crear [… (sabiendo que )]  la visibilidad de la tecnología nubla el entendimiento con sus cegadores destellos.” 


De ahí, el pensar, que si miles de posibilidades informativas pueden abrirnos las puertas de mil mundos diferentes, dónde fantasía y realidad se alternan con vivencias  surrealistas, a través de múltiples avatares y lugares imaginados amparados por las posibilidades que  ofrece la escritura hipertextual. Podríamos correr el riesgo de caer  en el síndrome de Alicia en el País de las Maravillas y perdernos sin noción del tiempo, en el espejo de nuestras iluminadas pantallas,  atraídos ante la fascinación que ofrece el crear miles de enlaces que activan nuestra naturaleza ilusoria, perceptiva y educativa.  

Por tanto, estos mundos creados podrían llegar a desequilibrarnos ante la imposibilidad de gestionar todo su potencial, porque pese a tener visibles los  iconos que nos marcan el camino, podríamos desviarnos al intentar perseguir más de un conejo a través de un mundo que todavía desconocemos, hasta el punto de creer que podría hacerse realidad un adagio como éste: “El que persigue dos liebres no logra atrapar ninguna.”

Así, pues, intentemos aprovechar los recursos que nos ofrecen las nuevas tecnologías procurando no divagar demasiado en el trasfondo de su realidad-virtual, porque algunas realidades superan en ocasiones a la fantasía creadas en las mentes humanas, y quizás por esto el libro de Alicia no contenía imágenes.

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jueves, 7 de mayo de 2015

El yo hipercalcado & el yo interpelado


                                                             
¿Qué somos realmente los humanos?

Bien, pues en relación con esta pregunta  el matemático Blaise Pascal escribió que  el ser humano es “nada comparado con el infinito y todo comparado con la nada, un eslabón entre la nada y el todo, pero incapaz de ver la nada de donde es sacado ni el infinito hacia el que es atraído”. 

O sea, que en realidad, tal vez lo que simplemente somos, es un cúmulo constante de interrogantes  porque nuestro devenir cambiante no nos permite llegar a conclusiones finales.

Es quizás por esa razón, que en la actualidad decimos que somos seres hipertextuales cuando en realidad somos una calcomanía de lo que quieren que seamos nuestras sociedades.  

Y no se trata de falta de personalidad, al parecer son las neuronas espejo las responsables de activar el mecanismo que nos hace comprender las intenciones de otros y desarrollar la empatía. 

Así y según G. Rizzolatti, “nuestra supervivencia depende de entender las acciones, intenciones y emociones de los demás. Las neuronas espejo nos permiten entender la mente de los demás, no sólo a través de un razonamiento conceptual sino mediante la simulación directa. Sintiendo, no pensando” 

Así y atendiendo al potencial multifuncional que poseemos los humanos, a día de hoy, todavía no sabemos ciertamente lo que somos, ni mucho menos en qué nos convertiremos en el futuro.  

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